jueves, 13 de junio de 2013

MITO INDÍGENA AMAZÓNICO
"ORIGEN DEL PUEBLO TICUNA"


EXPERIENCIA DE CAMPO: Mito  Amazónico 
INST. ED : "Francisco del Rosario Vela Gonzálrez"
Leticia Amzonas Col.
ENTORNO CULTURAL: Trapecio Amazónico Col.
Comunidad ticuna.
DOCENTE: José Napoleón Parra Bardales.
ÁREA DE DESEMPEÑO:Lengua castellana
ALUMNOS PARTICIPANTES: Grados 4tos y 5tos
: 2.013

En esta ocasión queríamos hacer la diferencia entre leyenda y mito con los chicos de la institución Francisco del Rosario Vela González. Partimos del hecho sorprendente del hombre primitivo para justificar su incapacidad en la explicación de algunos fenómenos naturales; por lo que fue preciso,  remitirnos a la era de las cavernas.
Nuestros antepasados, le atribuían al trueno, al relámpago, a las inundaciones, pestes, desastres naturales e incluso al mismo fuego; un poder divino. De esta manera fue naciendo la necesidad de crear un pensamiento religioso que dio como resultado, el origen de los dioses y, el animismo natural que le atribuían a los seres de la naturaleza.
Con el paso del tiempo el hombre primitivo y las culturas aborígenes, fueron creando relatos que de alguna manera referían una respuesta a sus posibles orígenes, nacidas de 

la imaginación de los chamanes o sacerdotes a quienes se les encomendaba el saber de la cultura y la educación de los monarcas, quienes se aseguraban que las creencias se cumplieran según los designios de los dioses.

De esta manera fueron naciendo narraciones alrededor del origen de los pueblos, el hombre, el universo, la luz y los seres inanimados.
Como parte de estos relatos fantásticos por cierto, la cultura ticuna del Amazonas, explica el origen de “Yoi” e “Ipi”, primogénitos de “Gutapa”o padre creador de quienes procede el pueblo ticuna; considerado entre los aborígenes Amazónicos, una de las naciones más grandes poblacionalmente.

 LOS TICUNAS PUEBLAN LA TIERRA

(NIÑO, HUGO 1.996)

Yuche vivía, desde siempre, solo en el mundo. En compañía de las perdices, los paujiles, los monos y los grillos. Había visto envejecer la tierra. A través de ellos se daba cuenta de que el mundo vivía y de que la vida era tiempo y el tiempo…muerte.
No existía en la tierra sitio más bello que aquel donde Yuche vivía: era una pequeña choza en un claro de la selva muy cerca de un arroyo enmarcado en playas de arena fina. Todo era tibio allí; ni el calor ni la lluvia entorpecían la placidez de aquel lugar.
Dicen que nadie ha visto el sitio, pero todos los ticunas esperan ir allí algún día.
Una vez Yuche fue a bañarse  al arroyo, como de costumbre. Llegó a la orilla y se introdujo en el agua poco a poco hasta que estuvo casi enteramente sumergido. Al lavarse la cara se inclino hacia adelante mirándose en el espejo del agua; por primeramente noto que había envejecido.
El verse viejo le entristeció profundamente:
_ Estoy ya viejo…y solo ¡oh! Si muero, la tierra quedará más sola todavía.
Apesadumbrado, despaciosamente emprendió el regreso a su choza.
El susurro de la selva y el canto de las aves lo embargaban ahora de infinita melancolía.
Yendo en camino sintió un dolor en la rodilla, como si lo hubiera picado algún insecto; no pudo darse cuenta, pero pensó que había podido ser una avispa. Comenzó a sentir que un pesado sopor lo invadía.
_ Es raro como  me siento. Me acostaré tan pronto llegue.



Siguió caminando con dificultad y al llegar a su choza se recostó, quedando dormido.
Tuvo un largo sueño. Sonó que mientras más soñaba mas se envejecía y más débil se ponía y que de su cuerpo agónico se proyectaban otros seres. Despertó muy tarde, al otro día. Quiso levantarse, pero el dolor se lo impidió. Entonces se miró la inflamada rodilla y notó que la piel se había vuelto transparente. Le pareció que algo en su interior se movía. Al acercar más los ojos vio con sorpresa que, allá en el fondo, dos minúsculos seres trabajaban¸ se puso a observarlos.


Las figurillas eran un ho
mbre y una mujer: el hombre templaba un arco y la mujer tejía un chinchorro.
Intrigado Yuche les preguntó:
_ ¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo llegaron?
Los seres levantaron la cabeza, lo miraron, pero no respondieron y siguieron trabajando.
Al no obtener respuesta, hizo un máximo esfuerzo para ponerse de pie, pero cayó sobre la tierra. Al golpearse, la rodilla se reventó y de ella salieron los pequeños seres que empezaron a crecer rápidamente, mientras el moría.
Cuando terminaron de crecer Yuche murió.
Los primeros ticunas se quedaron por algún tiempo allí, donde tuvieron varios hijos; pero más tarde se marcharon por que querían conocer más tierras y se perdieron.
Muchos ticunas han buscado aquel lugar, pero ninguno lo ha encontrado.









lunes, 10 de junio de 2013


LEYENDAS DEL AMAZONAS

EXPERIENCIA:  Leyenda Amazónica 
INST. ED : "Francisco del Rosario Vela González"
Leticia Amzonas Col.
ENTORNO CULTURAL: Trapecio Amazónico Col.
Comunidad ticuna.
DOCENTE: José Napoleón Parra Bardales.
ÁREA DE DESEMPEÑO:Lengua castellana
ALUMNOS PARTICIPANTES: Grados 4tos y 5tos Pria. 
 2.013
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Teniendo en cuenta que la leyenda es un relato que se origina a partir de un hecho real, que al pasar de generación en generación, pierde originalidad y, se convierte en una historia fantástica; ya que, cada persona cuenta su propia versión de los hechos. Iniciamos un conversatorio con los chicos de los grados cuartos y quintos de primaria de la Institución Educativa Francisco del Rosario Vela González, de la ciudad de Leticia en el Amazonas.

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Resumiendo la discusión puedo decir que fue muy provechosa,  aparte de entretenida. Ya que cuando los chicos le dan rienda suelta a su imaginación,  todo cobra sentido y hasta vida. Lo difícil,  fue deslindar la frontera de la realidad y la fantasía; especialmente de las creencias vivas del recuerdo de los abuelos.
Fue en este punto, en el que encontramos  una barrera casi infranqueable, fruto de la creencia popular que en este caso, estaba encriptado en los imaginarios culturales que se evidencian en las tradiciones y más aun, cuando estos hacen parte de la oralidad.

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[Image]Según la cultura indígena del área amazónica, el bugeo o  delfín si tiene la propiedad de convertirse en humano, y de enamorar a las doncellas rivereñas; especialmente si estas, están en su periodo mestrual y bajan al rio a lavar sus prendas. Para el nativo, esta creencia es irrefutable y no acepta la idea de que es, el resultado de un proceso oral en el que  le quitan y le agregan  hechos, que en última transforman la historia en un relato fantástica e increíble.
[Image][Image]Después de tanto tire y afloje, logramos negociar la idea de que este relato “del bugeo colorado” como leyenda, no es más que el producto de un hecho que pudo haber ocurrido, aunque actualmente se den varias versiones, como resultado del paso de tiempo y
sus consecuencias sobre la memoria de los pueblo.


LEYENDA DEL BUGEO COLORAD0

RELATO

(Compilación: José N. Parra)



Cuentan los abuelos que hace mucho tiempo, cuando aun los animales, los peces y la selva vivían en armonía con el hombre, el rio amazonas era un remanso de paz. Los peces y en especial los bugeos saltaban del agua y nadaban muy cerca de las embarcaciones. El temor no había aparecido aun  en la tierra y todo parecía en calma.



En aquellos tiempos, eran muy comunes las fiestas en las comunidades indígenas que habitaban la rivera del rio amazonas. A todo el que llegaba se le brindaba comida  masato,  y era bienvenido.

De un tiempo a otro, las muchachas empezaron a darse cuenta que cada vez que bajaban a la orilla del rio a lavar sus prendas, los delfines colorados las vigilaban. Al mismo tiempo, empezaron a notar también, la presencia de desconocidos en las fiestas ceremoniales o cumpleaños que se festejaba en la orilla del rio.

Como las fiestas en las comunidades eran en horas de la noche,  a estas llegaban, unos caballeros vestidos de blanco. Muy elegantes. De tés blanca y de elevada estatura, con sobreros de alas… muy recelosos.



Tomaban y bailaban con las muchachas más jóvenes, con quienes se mostraban muy entusiasmados y charlatanes. Pero... ¡Oh sorpresa!... siempre desaparecían cuando se acercaba la media noche.
En cierta ocasión, en una comunidad se festejaba una gran fiesta como tributo a la cosecha y agradecimiento a los dioses por la abundancia de los frutos. No era más de las diez de la noche, cuando llegaron los extraños visitantes: siempre vestidos de blanco, con sombrero alado, muy coquetos y ceremoniosos. Empezaron a tomar masato y a bailar con las jovencitas más atractivas,  a quienes cortejaban con gracia y elegancia.
Fue entonces cuando se les ocurrió a un grupo de hombres de la aldea, servirles abundante bebida, con la intención de embriagarlos; Pues la desconfianza, la rivalidad y los celos por sus prometidas habían llegado al límite.





Así fue como lograron emborrachar a uno de los extraños visitantes, quien se quedó dormido hasta el amanecer del otro día. Al despertar se sintió muy confundido y sin más pensarlo, se  echo  a correr buscando el rio. Al llegar a la orilla, desesperado se lanzó al rio, sin poder evitar que toda una comunidad lo había visto convertido en bugeo colorado.
Cuentan… que desde ese entonces, los extraños visitantes dejaron de aparecer en las festividades y ceremonias indígenas realizadas en la orilla del rio amazonas; y, las jóvenes doncellas desde entonces, se muestran  desconfiadas en presencia de colonos y blancos. No miran a los ojos directamente, sino, desdibujan una cierta malicia al  esconder la mirada con la cabeza gacha y ver por entre el rabo del ojo.